Si atravesar el Estrecho en una barca de mierda no era suficientemente peligroso, se están poniendo de moda los trayectos largos. Sólo en enero y febrero han llegado en patera a Canarias 2.400 personas, y la mitad de ellas lo ha hecho desde Mauritania. Para hacerse una idea, desde el punto más septentrional de Mauritania hasta la isla de El Hierro hay -Google Earth mediante- unos 745 kilómetros. Aproximadamente la misma distancia que separan A Coruña y Plymouth, en Reino Unido.
El incremento del riesgo no ha disminuido el número de pateras. Al contrario, la cifra de inmigrantes que han llegado a Canarias en lo que llevamos de 2006 es la mitad de los que llegaron en todo el 2005 (que fueron 4.715 según la subdelegación del Gobierno en las islas). La razón por la que Mauritania se está convirtiendo en puerto de partida habitual habría que preguntársela a cada uno de los que deciden arriesgar sus vidas en un bote. Confiar en que Marruecos está endureciendo la vigilancia en su litoral podría explicar en parte la prolongación de estas peligrosas travesías. Pero la costa de Sáhara Occidental es muy ancha, y confiar en Marruecos es quizá confiar demasiado.
El gobierno de Mauritania, país que no se caracteriza precisamente por el respeto a los derechos humanos, no mantiene las mejores relaciones con la UE desde el golpe de Estado (sí, hubo uno de esos el año pasado, aunque aquí ni nos enteramos). Con un problema de esta envergadura, y que en cuatro meses se ha cobrado más de 1.200 vidas, los acuerdos internacionales son imprescindibles. Para el gobierno de España debería ser prioritario obtener algún compromiso de Mauritania.
07 marzo 2006
Pateras de largo recorrido
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