29 abril 2007

Solamente estar

Es calma, es miedo, es placentero pero también amargo. No sé exactamente qué es, pero me gusta, y por eso vengo a verte. Si me haces preguntas tal vez indague en la respuesta, así que mejor si no sacamos el tema. Sólo siéntelo y déjame seguir respirando tu perfume. Me atrae tanto. De forma infantil y casi inconsciente acudo a tu olor simplemente para estar. Lo creas o no, esto es lo que quiero. Porque cualquier otra cosa te haría daño. No saquemos el tema y déjame saborear tu compañía. Me ayuda a olvidar lo de siempre, mi viejo laberinto sin salida en el que ya empiezo a marearme. Préstame tu presencia, dulce deleite con un leve toque amargo que aún puedo soportar.

11 abril 2007

Dos futuros

Nunca te engañé, siempre tuve claro que no teníamos ningún futuro. Hoy me conformaría con un presente, pero ya no hay sintonía. Supongo que algún día te lo agradecerás. Asumir el riesgo de no arriesgar es también arriesgar demasiado, así que nadie te podrá recriminar que dejaste pasar las horas sin despertar. O sí. Sólo te digo que no quiero atravesar la delgada línea que separa el amor del odio, no es ese mi futuro, puedes estar tranquila. No juguemos más y todo quedará así, en el pasado. Pero si prendemos la mecha todo estallará. Hoy rezo por un futuro posible aún por imaginar. El tuyo ya lo tienes. Y aunque aún estés en todas partes, buscaré un presente sin ti.

08 abril 2007



Domingo de resurrección

Pasión y muerte si es preciso. Préstame tu pelo y cierra los ojos. Deja que mis manos te digan lo que no me atrevo a pronunciar. No digas nada, sólo cierra los ojos, tumbada en el sofá. Déjate acariciar, olvida la razón, es cuestión de fe. Yo la estoy perdiendo, ayúdame a creer de nuevo en mí. Siente las cosquillas, apoya tu cabeza y no abras los ojos. Dichoso yo, que creo sin haber visto este sueño prohibido que ojalá compartas algún día. No apagues la tele, no me molesta. Bajemos el volumen y subamos la temperatura. Mi mano comenzará a confesar lo que jamás me atreveré a decirte. Sí, es a ti. Sé que no debes, perdóname las consecuencias. Sólo por esta noche, pasión y muerte, y mañana Dios dirá. Te prometo que despertarás con un abrazo. Te desearé un feliz domingo, y tu olor bendito me hará desear también un lunes de resurrección.