19 agosto 2006

Amor de verano (II)


Terminó aquel verano y volvieron a verse al siguiente. Y después al otro. El cuarto año se vieron también en Navidad. Al año siguiente también en Semana Santa y, cuando Miguel se hizo con su primer coche comenzaron los viajes de fin de semana. Al menos uno cada cuatro o cinco meses. Así hasta que Marina se fue a vivir a París, con veinticinco años. Desde entonces siguieron en contacto con diez o doce llamadas: para felicitarse los cumpleaños y alguna vez también el año nuevo. La última llamada fue de Miguel, para contarle a Marina que pasaría unos días en París por un asunto de trabajo. Le iba bien. A sus treinta años ya era el comercial con mejores cifras de ventas de la empresa. Para sus jefes era un tipo brillante. Para sus amigos, un vividor sin complejos. Él se conformaba con disfrutar de las ventajas de su trabajo de vendedor de equipos de sonido para discotecas y salas de fiesta.

Después del comentario de Miguel, Marina no abrió la boca hasta que llegaron al aparcamiento. Pensaba Miguel que tal vez se excedió un poco. Al fin y al cabo, ella tenía tanto derecho a estar embarazada como a contárselo sólo a quien ella quisiera. Marina estaba seria. Apenas pronunciaba algunos monosílabos para indicar a su amigo dónde estaba el coche. Miguel trató de relajar el ambiente interesándose por el embarazo de su ex:

- ¿De cuánto estás?
- Seis meses.
- ¿Es niña o niño?
- Niño.
- Un niño... ¿Y cómo se va a llamar?
- Pierre.

Miguel no pudo contenerse. Soltó un amago de carcajada que trató de disimular con tos. Demasiado descarado, la estaba cagando otra vez.

15 agosto 2006

Amor de verano (I)


Cuando el avión de Miguel aterrizó en el aeropuerto de Charles de Gaulle, Marina ya estaba esperando. Había ido sola... más o menos. Miguel no sabía que Marina, su viejo amor de la adolescencia, estaba embarazada. Sí sabía que llevaba un par de años saliendo con otro tipo: un francés bien situado que atendía todos sus caprichos y le proporcionaba cariño, estabilidad y un tranquilo futuro garantizado al menos a cuarenta años. Unos servicios que ella agradecía cómodamente a plazos, en letras de compañía, algo de sexo y un soporte emocional fundamental para su chico, al que, según había contado Marina en otra ocasión, las mujeres no habían tratado muy bien en anteriores relaciones. Ella decidía la cuantía de sus letras de cada mes. Una relación flexible y con una rentabilidad asegurada.


Por la puerta de "Llegadas" apareció Miguel. Tiraba con una mano de una maleta con ruedas. En la otra llevaba una bolsa de deporte, en la que ocultaba un regalo para Marina. La vio levantarse y sonreír. Una sonrisa que él ya conocía bien, y que no era la auténtica. No era la sonrisa de "qué alegría volver a verte", sino más bien la de "jódete". En este caso la mueca venía a significar algo así como "¿qué opinas de mi embarazo?".

- Ay, Miguel, cuánto tiempo...
- Sí... cinco años por lo menos...
- ¿Me dejas que te lleve la bolsa?
- No. Ya tienes bastante con la tuya.

Así andaba la conversación a los cinco segundos. Después de cinco años. Miguel y Marina se habían visto varias veces después de aquel verano en Benidorm. El verano en el que se juraron amor eterno con dieciocho años. Ese juramento habitual del 27 o el 28 de agosto, cuando uno ve cerca el final de las vacaciones y el regreso a una vida sin la persona con la que ha pasado las semanas más hermosas del año, esas semanas de besos y bikini, canciones pegadizas y noches al aire libre. (continuará...)

12 agosto 2006

Oral fixation vol.2 bis

Lo he visto en el blog de Jero Moreno.



Según parece, Shakira nunca ha negado lo evidente, pero le están lloviendo las críticas. Así que no seáis malos con ella, que la chica trabaja un montón y esto sólo tiene pinta de ser un homenaje... Sí, qué pasa, Shakira homenajeando a Jerry Rivera, que actuó en mi barrio hace poco.

08 agosto 2006

Gladiator Redux

La versión rechazada por la productora. En primicia, y para su disfrute:

07 agosto 2006

Aznar entrevistado en la BBC

Interesantísimo documento.
Emitido el pasado 24 de julio. Visto en Escolar.net

04 agosto 2006

¿Qué es el amor?

Un día mi hija llegó a casa de la escuela y me preguntó si sabía qué era el amor. Yo le contesté intrigado que no, que no sabía qué era el amor. Y ella me respondió: Amor es lo que siente Fidel por el pueblo cubano. Ése día, decidí que, por el bien de mi familia, tenía que abandonar Cuba”.

(Jon Lee Anderson a Ignacio Escolar)

02 agosto 2006

Valerio, galerista (I)

Siempre admiré el extenso arte de la estafa. Trileros, carteristas y timadores de toda índole han captado mi atención desde el día en que, de niño, escuché a una vieja gritar "¡¡paren a ese cojo ciego!!" No creo que sea fascinación por el mal, sino un simple y llano reconocimiento al ingenio. Hay ideas que bien merecen nuestro respeto, aunque el precio a pagar sea el dinero de otros. Pasé mi adolescencia aprendiendo en el instituto. Concretamente, en la puerta de entrada. Allí lo compartíamos todo: técnicas ya conocidas, nuevas maniobras de invención propia y los pequeños resultados monetarios de nuestras actividades extraescolares. Todo, y eso que también manteníamos nuestras disputas. Éramos cinco o seis, según el momento del que estemos hablando. El caso es que terminado el instituto, sólo dos de nosotros decidimos continuar nuestra trayectoria académica. La que no necesita de libros. Los otros tres son hoy ingenieros, dos de ellos, y abogado, el tercero. No les va mal. Mi amigo y yo comenzamos otra carrera, la de la estafa, en la trillada aunque muy desconocida universidad de la vida. No vimos necesidad de estudiar cuando la naturaleza nos había dotado ya de astucia suficiente como para evitar las pretenciosas enseñanzas de otros. Aun así, teníamos diferentes puntos de vista. Para mi amigo, el negocio más interesante es el que quita un poco a muchos. Nunca le quité la razón, y a punto estuvo a punto de hacerse político. Ahora es directivo en una empresa de telecomunicaciones. La última vez que le vi, su tarjeta de visita decía "Proveedor de Servicios de Internet". Yo habría puesto simplemente "Hijo de puta". Sin ánimo de ofender, él lo sabe igual que yo. Pero para mí, resulta más cómodo y moralmente más tranquilizador obtener mucho sólo de unos pocos. Cuanta más cantidad mejor, y cuantas menos víctimas, también mejor. Por eso me hice galerista. El arte es mi estafa. Mis estafas, puro arte.