25 septiembre 2006

Portada de TIME (VI)

Cuando Bob le dio la carta a Irma se imaginó que ella comenzaría a leerla en alto. Pensó que tal vez empezaría a traducir lentamente al inglés todas esas palabras en español, desde la primera hasta la última, casi una por una. Bob esperaba que, de algún modo, Irma se tomaría aquel favor que le habían pedido como una oportunidad de hacer gala de su bilingüismo. Pero no fue así. Después de veinte o treinta segundos Irma dejó la carta en la mesa, agarró la aspiradora y, justo antes de encenderla, respondió a Bob: "es un tío de Madrid al que le molesta que en la portada de la revista aparezcan chorradas". La aspiradora comenzó a rugir mientras Irma la pasaba por la moqueta sin levantar la vista. Bob estaba sin palabras. En menos de medio minuto aquella limpiadora puertorriqueña había resumido dos folios escritos a mano con el cinismo propio de un jefe de redacción. Bob Woodstein, que había conocido a muchos periodistas, estaba convencido de que ningún redactor de ese edificio le habría hecho un resumen tan eficientemente como lo acababa de hacer Irma. Y eso que cobraba la mitad que cualquiera de ellos.

-"Irma, disculpa un momento...", dijo Woodstein sin que la limpiadora levantara la mirada del suelo. "¡Irma!". Apagó la aspiradora.
-"¿Sí, señor Woodstein...?"
-"¿Puedes acompañarme a tomar un café?"

(continuará...)

24 septiembre 2006

Portada de TIME (V)

TIME Building. 152 W. 45th St., New York. 8.07 am.

Wright, el ordenanza, subió la correspondencia a la redacción y la dejó sobre la mesa de Bob. Bob Woodstein, cada día más amargado, llevaba dos meses sin dar los buenos días a nadie. Más o menos desde que le hicieron responsable de la sección "Reader's Letters". A él, un experimentado periodista que destapó años atrás el escándalo de la contaminación del agua en el hospital Edgar Hoover, lo habían condenado a leer las intrascendentes opiniones de los lectores. Por culpa de esa nueva y maldita política de rotación de puestos. Odiaba su trabajao, pero cada día leía las más de cien cartas que llegaban de todo el mundo. Desde Reino Unido, Francia, Israel, Sudáfrica... el noventa por ciento estaban escritas en inglés. Ese día, sólo una venía en otro idioma. Bob le echó un vistazo para averiguar de cuál se trataba. Parecía español. Pero Bob, que además del inglés dominaba el francés, el ruso, el alemán e incluso balbuceaba algún dialecto de las tribus iroquesas, no tenía ni pajolera idea de español. Iba a tirar la carta a la papelera, pero Irma, la señora de la limpieza, se la acababa de llevar al contenedor de reciclaje. Regresó al rato con la papelera vacía para dejarla de nuevo en su sitio. Bob se quedó mirando un segundo a aquella mujer...
-"Irma... ¿de dónde eres?"
-"De Puerto Rico, señor Woodstein. ¿Por qué me lo pregunta?"

(continuará...)

22 septiembre 2006

Isabel, Fernando y José María

José María Aznar, por la recuperación de la memoria histórica:
"¿Cuál es la razón por la que Occidente siempre debe pedir perdón y ellos nunca? ¡Ellos ocuparon España durante ocho siglos!" elmundo.es


10 septiembre 2006

Portada de TIME (IV)

"¿Oiga, ¿esta revista siempre es así?", preguntó Juancho al quiosquero.
"¿Así cómo? ¿En inglés?"
"No, quiero decir así de... bueno, no importa"

Juancho se fue a casa con su ejemplar de Time enrollado como un canuto. En realidad no le molestaba que publicaran un supuesto avance científico, pero sí le parecía un desperdicio. Hay 6.000 millones de seres humanos en el mundo y Time publica 52 ejemplares al año. Calculó: sólo una de cada 115 millones de personas tenía la oportunidad de figurar en la portada de la revista. Como para malgastarlas con chorradas. Juancho se iba calentando de camino a casa. Sí, escribiría una carta a los señores de Time.

(continuará...)

06 septiembre 2006

Portada de TIME (III)

La decepción de Juancho fue inmediata. Y no por los cuatro euros que le costó la revista. Los pagó con gusto, confiando en que en poco tiempo serían otros los que pagarían por sostener su imagen entre las manos. La depceción le sobrevino cuando descubrió que en aquella portada no había un rostro. Faltaba ese primer plano brillante y favorecedor con un corto titular junto a él que sugiriera con apenas dos o tres palabras el motivo por el cual el personaje en cuestión merecía esa parcela impresa tan codiciada. No había foto. Había un estúpido dibujo. Una especie de garabato absurdo que bien podría pretender imitar un cuadro de Kandinsky en sus horas bajas. Colores al tun-tún y una grotesca pregunta al lado, a modo de titular: "¿Qué son los sueños?". Juancho no iba a leerse aquella bazofia. Había comprado la revista Time, no una de esas chorradas pseudocientíficas con las que amenizar la espera en el dentista.

(continuará...)

04 septiembre 2006

Portada de TIME (II)

La prestigiosa revista Time era una especie de termómetro de la importancia. Cuántas veces había oído Juancho en las noticias aquello de "Fulanito aparece esta semana en la portada de Time". Algunos, incluso, habían repetido: Juan Pablo II tenía al menos siete portadas, Fidel Castro otra buena colección... Bill Gates, Marilyn Monroe, John Lennon... Cada uno destacaba por algo: el más rico, la más deseada, el más asesinado... Hasta ese Rodríguez Zapatero tenía ya su propia portada. Juancho, de Móstoles y un poco narizotas, también merecía una primera plana a todo color. Así que antes de elaborar su estrategia decidió conocer bien el terreno en el que iba a zambullirse. Se puso sus zapatillas Victoria y salió en pantalón corto al quiosco. Iba a comprar su primer ejemplar de Time, el marco de su mejor foto.

(continuará...)

03 septiembre 2006

Portada de TIME (I)

Juancho había dejado de fumar, conservaba una excelente forma física desde que perdió aquellos kilos que le sobraban y se había convertido en un marido atento y cariñoso. Todo gracias a los propósitos de año nuevo. Cada 31 de diciembre, Juancho se proponía una meta y en unas semanas la había alcanzado. Un tipo normal por fuera, calvo y un poco narizotas, pero con un torrente de fuerza de voluntad por dentro. Juancho era el amigo ideal y un padre modélico. Apuntarse al gimnasio, aprender inglés, leer El Quijote, dominar la cocina... No le quedaba nada que mejorar. A sus cuarenta años, y tras cumplir cuarenta propósitos, era, sencillamente, perfecto. Así que esa nochevieja se propuso algo diferente. Como ser humano ejemplar, había llegado el momento de darse a conocer al mundo. Juancho, aquel 31 de diciembre, se concedió un plazo de doce meses para ser portada de Time.

(continuará... lo prometo)