28 septiembre 2008

Malta, dia cero

Aprendiendo de experiencias pasadas, esta vez no voy a intentar dar envidia a nadie con mis vacaciones. Centremonos en lo malo, que es lo que vende. Eso es lo que os gusta. La miseria. La miseria del que viaja solo y llega a un pais que... como te diria yo... es pequeno. Treinta kilometros de punta a punta. Facil de conocer, facil de conquistar... facil de destruir. Yo de momento no he hecho ninguna de las tres cosas, pero seguire ese orden hasta lo que den de si mis dos semanas.
Hoy es el dia cero, el domingo previo que no cuenta. El dia cero es ese en el que miras a tu alrededor y ves un monton de piedras cuya historia desconoces, un monton de gente que se quiere y se divierte sin ti, un monton de malteses y maltesas trabajando felices para un monton de extranjeros y extranjeras que comparten risas con un monton de amigos y amigas. Y tu les miras. Y ellos no te miran. Y piensas "bue, es el dia cero...".
Entre las cosas de las que carezco estan, en primer lugar, los acentos. Una de las muchas cosas que me unen ahora mismo a este pajaro. Otra es el haber recuperado la anorada condicion de estudiante, porque eso es lo que soy, un aplicado estudiante de ingles en Malta, aunque la puta tele os intente llenar la cabeza de mierda.
Y pocas carencias mas, la verdad. Podria hablar ahora de mi habitacion triple con dos terrazas para mi solo en un hotel con tres piscinas, del legado de los huespedes (espanoles) anteriores, consistente en gel y champu (que no he traido), una nevera de alquiler (que el hotel se ha olvidado de recoger), dos yogures, un zumo de pera (muy rico), una coca cola de dos litros, un sprite y una botella de Barcelo anejo. Es por eso que la fiesta en el Mediterraneo, senores, se traslada a la habitacion 653 del St. George's Park en Malta. Pero no voy a hablar de todo eso, porque encima el alojamiento me sale gratis y me pareceria inmoral. Y porque lo que os gusta es la miseria. Y a ella me entrego en este dia cero que, gracias a Dios y mediante la intercesion perseverante a traves de los siglos de la legendaria Orden de los Caballeros de Malta (de la cual, a traves de un colgante de cuatro euretes, ya me he autonombrado miembro), esta cerca de concluir.

26 septiembre 2008

Tres lecciones de la crisis del capitalismo

  • Si decides irte a Malta de vacaciones y el único vuelo directo es con Alitalia, asegúrate de que la compañía no desaparecerá mañana. O bien haz escala en Londres. Si la aerolínea no desaparece mañana, harás el gilipollas en Gatwick. Si desaparece, te habrás ahorrado 400 euros. Por mí, llegados a este punto, que desaparezca.
  • La crisis no comienza en un momento concreto. De igual modo, tampoco termina en un momento concreto. La crisis se compone por tanto de momentos inconcretos caracterizados por no ser “un buen momento”. Por ejemplo, ahora “no es un buen momento para comprar piso” o “no es un buen momento para comprar coche”. Pero eso no significa que en lo que te resta de vida vaya a llegar ese “buen momento” de irte de casa de tus padres ni que de la noche a la mañana no puedan, por la puta cara, subir en 5.000 euros el precio del nuevo Mégane que llevas cuatro años esperando.
  • Puedes intentar convencer a un taxista de que si Lehman Brothers ha hecho fortunas comprando multinacionales con dinero imaginario, tú puedes pagarle los diez euros de carrera con dinero imaginario. Pero también puedes llevarte una hostia.

24 septiembre 2008

Malta, ese lugar

Me voy a Malta a estudiar inglés. Está decidido y no voy a echarme atrás, por más que me bombardeen con eso de "¿tú a qué coño vas a Malta?". Yo lo tengo clarísimo: allí encontraré malteses de buen corazón, unos decorados majísimos de Gladiator (por lo visto al acabar el rodaje Ridley Scott dijo "tranquilos, que ya vengo yo mañana y lo recojo"... y ya va para nueve años), y unas clases de inglés buenísimas.

No hagan caso al eje del mal desinformativo. La próxima semana tendrán noticias desde el Mediterráneo.

04 septiembre 2008

Cesare Pavese y un amigo

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
esta muerte que nos acompaña
desde el alba a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un absurdo defecto. Tus ojos
serán una palabra inútil,
un grito callado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sola te inclinas
ante el espejo. Oh, amada esperanza,
aquel día sabremos, también,
que eres la vida y eres la nada.

Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como dejar un vicio,
como ver en el espejo
asomar un rostro muerto,
como escuchar un labio ya cerrado.
Mudos, descenderemos al abismo.

Y a vuestro lado no importaría.


Qué bueno es que existas, Txy

01 septiembre 2008

We're back

Juro lealtad a la bandera de los Estados Unidos de América y a la República a la que representa, una nación al amparo de Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos... hasta que la política-espectáculo me llame de nuevo.