26 octubre 2007

Miami Bitch

Cansado ya de hacer el idiota con el tonito "que-bien-lo-estoy-pasando", voy a contaros algunas realidades. Porque hay cosas que son iguales en todas partes, desde el estrecho del Labrador hasta el cabo de Hornos, y es que, amigos, la vida apesta, ya estes en Madrid o sobre las sucias arenas de Miami que, por cierto, son artificiales y ademas huelen a gasoil. No dejeis que os siga enganando.
Hoy he puesto la segunda lavadora de mi vida, porque uno de los objetivos de estas vacaciones es dejar de ser un inutil. Se que no lo lograre, pero al menos nadie me podra decir que no lo he intentado. Hace una semana compre una toalla verde en los Cayos de Florida: aqui son buenas y a buen precio. Ni que decir tiene que mis camisetas blancas son ahora verdes, igual que esos calzoncillos tan chulos con una calavera estampada. Y todos direis: "imbecil, la ropa blanca hay que separarla de la ropa de color" y yo dire "ya lo sabia, joder, pero en esta vida hay que arriesgar". Sabia que podia suceder, pero tambien creia que no siempre sucede. Y en mi ruleta rusa textil me he topado con la unica bala en el cargador del tinte. Una bala verde que ha desparramado los sesos de mi inexperiencia por todo el tambor de la lavadora del hotel Lorraine (al que acudo de incognito para lavar la ropa gratis, que aqui me cobran como cinco dolares, entre detergente, lavadora y secadora). Pero lo peor no es eso, sino las miles de pelusas verdes que se han quedado impregnadas en toda mi ropa. Algo que no habria podido evitar ni el mas experto de los lavanderos. Asi que mis consejos son los siguientes: no compreis toallas, no pongais lavadoras, no hagais nada. Y por cierto, Txemi tiene razon: no hace falta planchar. Nada. Ni las camisas. Pero, como sucede con hacer la cama, el que quiera que lo haga.
Bueno queridos, ya seguire con mis miserias. Ahora tengo que cortar porque el puto italiano se ha vuelto loco: iba a comprar una botella de agua y ha vuelto con una de ron y otra de vodka. Habra que responder. Por nuestra seguridad y la de nuestros hijos, para que puedan disfrutar de la democracia y la libertad de esta nuestra gran nacion. Un saludo para todos.
A todo esto, manana quitare de aqui esa estupida encuesta de la derecha.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

No es que las toallas destiñan, es que las lavadoras tienen muy mala hostia, ya te lo digo yo, que de eso entiendo.

Jero Moreno dijo...

Tuviste suerte, camarada. Hay quien, tras una larga tarde de trabajo, llega a casa y a todas las miserias que describes, se le añade la transformación de la cocina en una piscina al aire libre en invierno: agua verde en la que se puede nadar...

Abrazos trasatlánticos...

Anónimo dijo...

Ahora me gustas mucho mas... ja y no saques la encuesta que te dije lo que iba a pasar.
Besitos.

ScullyMD dijo...

Ahora mismo muero de envidia!!!!!!!

marta en parís dijo...

Las toallas verdes son traicioneras. Yo tengo un albornoz de este color y por mucho que lo lave las pelusas siguen apareciendo en los lugares más insospechados (detrás del WC, en el cepillo de dientes).
Respecto al tema lavadoras, sigue intentándolo. Yo jamás separo la ropa de color de la blanca. Tengo un truquito o "tip": lava siempre con agua fría, muy fría. Así no se tiñe nada.
Agua caliente: las cosas encogen y tiñene
Agua fría: la ropa convive amigablemente mientras la lavadora centrífuga.

Por cierto, que cambio de blog. Parece el de otra persona.

El Jardín dijo...

Me pongo los rulos (¿esto es sexismo?, bueno, ya está dicho):
Las toallas se lavan una, dos y hasta tres veces solas, porque destiñen y se despelusan, del latín despelotum. ¿Qué puedo hacer con esa ropa que es de coloritos y tiene pinta de perderlos porque el pigmento es natural? Existen varias escuelas que responden, o lo intentan, a esta pregunta, yo me inclino por la escuela vienesa, como siempre. Cojamos la prenda, el temor ha de estar justificado porque normalmente no destiñen, y sumerjámosla durante horas en agua con sal. La sal fijará los colores perdiendo una cantidad insignificante en el siguiente lavado. Esto no siempre funciona, así que es aconsejable recurrir al segundo paso, esto es, el ácido acético, también conocido como vinagre. Añadamos a la anterior mezcla de agua con sal (a partir de ahora agua salada) un chorro de vinagre, ni más ni menos que un chorro, no valen dos pequeños ni un chorrón, he dicho chorro y el chorro mide distinto en cada casa, vosotros sabréis.
Es de esperar que con el agua salada y el vinagre (apartir de ahora agua salada avinagrada), la prenda en cuestión fije el pigmento y el próximo lavado sea seguro. Sin embargo, es aconsejable que ese próximo lavado se haga a mano, de manera que sea posible comprobar si el proceso anterior ha tenido éxito.
Lo de lavar con agua fría, que ya se ha dicho, es indispensable, lo del agua caliente es un cuento de viejas y lo único que hace es joder la marrana.
La plancha, desde luego, es una opción, pero también lo es la homofobia y, aclaro, conviene separarse de ella.
Nada más.

Anónimo dijo...

Yo siempre tengo razón. A las lecciones del jardinero añado, además, que si lavas con agua caliente las cosas se arrugan más aún, por lo que lavar con agua fría, a parte de no joder prendas, ayuda a la hora de no parecer un arrugado y soltero pordiosero.

Anónimo dijo...

Lorraine? Now that´s a name.

Aire Fresquito dijo...

Yo también tengo una toalla asquerosa de color verde que deja pelusas y además está desteñida y siempre huele fatal por más que la lave... será cosa de las toallas que son verde...