15 febrero 2008

El secreto de Victoria (III)

Llegó Victoria antes de lo previsto. La feria en París no dio para mucho y los organizadores suspendieron el último día por falta de asistencia. La empresa aprovechó entonces para adelantar el vuelo de vuelta y ahorrarse una noche de hotel, así que Victoria llegó a casa el sábado. Después de la discusión del jueves decidió no contárselo a Gustavo para darle una sorpresa, y abrió la puerta de casa impaciente por ver la cara de alegría de su novio.

Nada más entrar, el fregadero, la nevera y la lavadora. Y a la izquierda, frente a la mesa con la foto del beso en Pisa dada la vuelta, la cama bajo unas llamativas, bordadas e imprevistas bragas violetas. Victoria dejó caer su bolso en la puerta, del que salieron multitud de folletos de la feria internacional y, sin poder cerrar la boca, entró muy despacio en casa.

Subía Gustavo las escaleras con su rollo de papel de regalo en la mano pero, al encontrar la puerta abierta y papeles desparramados por el suelo, lo blandió como un bate de béisbol. Enseguida se percató de su ridícula imagen, y no porque cayera en la cuenta de la escasa ayuda que un papel enrollado le aportaría en su defensa de la propiedad privada, sino por imaginar que alguien pudiera robar algo en aquella casa diminuta.

Reconoció el bolso de su novia y en centésimas de segundo imaginó la escena: Victoria sentada en la cama, con las bragas en la mano, ahogada en lágrimas y pidiendo explicaciones. Acertó en todo excepto en lo de las lágrimas... Su novia tenía una más que elocuente cara de cabreo.

- “¿Qué coño es esto, Gustavo?”
- “No, n… Vicky, no es… no…”, empezó a tartamudear de nuevo.

Era la segunda vez en el día que Gustavo intentaba aclarar de quién eran esas bragas. Y, de nuevo, lo hizo sin éxito.

- “Vicky, que no son… que son…”
- “No tengo palabras, Gustavo. Esto es lo último que me podía esperar. Te juro que no tengo palabras. ¿Dónde está? ¿Quién es, la tía esa nueva del trabajo? Eres un cabrón, Gustavo. Un auténtico cabronazo”
- “Que escúchame, que no son mías… o sea, que no son suyas… espera, escucha…”
- “Menudo hijo de puta. Para eso nos hemos hipotecado. Si ya lo sabía yo. Si es que soy una idiota. Menudo cabrón eres, Gustavo, esto sí que no… Te juro que no tengo palabras”

Para no tener palabras se estaba expresando bastante mejor que su novio, que sólo era capaz de tartamudear agitando las palmas de las manos con los brazos hacia delante.

- “Vicky, es… espera, déjame que te explique…”. Victoria soltó la primera lágrima.
- “No me expliques nada, Gustavo, no hay nada que explicar. Es más, te voy a decir una cosa…”. Victoria agarraba las bragas con el puño cerrado como si fueran un mapa del tesoro.
- “Cariño, que no… huélelas, cariño… el Olimpo... huélelas...”
- “¿Qué? Serás puto cerdo…”. Victoria lanzó las bragas al suelo.

El ambiente se estaba incendiando.

- “Te voy a decir una cosa, Gustavo. ¿Te acuerdas de Sergio, el de Torrejón? Bueno, pues me lo he follado este fin de semana. ¿Y sabes por qué? Porque eres un gilipollas. Y un desgraciado. Y no ha sido la única vez, ¿sabes? Se acabó, Gustavo, vete a la mierda. Vete con tu zorrita violeta y olvídame. Hay hombres mucho mejores que tú…”

Victoria cogió su bolso y cerró de un portazo. Allí se dejó su regalo y alguna que otra verdad. Gustavo recogió la prenda del suelo y se quedó mirándola. Hay bragas que enseñan más de lo que tapan, y a Gustavo esas le acababan de revelar un desagradable secreto.

(Fin)


15 comentarios:

Belén dijo...

Ostras....

Mudita me he quedado... asi sin mas...

besicos

AccentLess dijo...

Oh!!!!! grande grandisimo final!... ambos tienen lo que merecen, aunque tengan que pasar algunos dias/meses/años para que se den cuenta

Hay que llevarlo a la pantalla YA!

Anónimo dijo...

bravoooooooo!
braguisimassss
creo que me tienes que enseñar el secreto de escribir sobre las parejas...
mua!

nico

Recomenzar dijo...

me gusta tu estilo claro, bueno.gracias por tus palabras
Un beso

Anónimo dijo...

Nada peor que la falta de confianza y de diálogo. Me he quedado algo triste, porque un bonito detalle ha quedado en un final muy negro. Felicidades por una historia a la que nos has tenido pegados varios días... eres un maestro!!! Besos.

Alma dijo...

Vaya! no me esperaba ese final... y el dialogo para que esta? ains


Besosos salados

Jero Moreno dijo...

Varias cosas:

1. Nunca regalaría a ninguna chica unas braguitas sin que hayan salido envueltas de la tienda... e, incluso así, creo que tampoco.

2. Estoy plenamente convencido que Victoria's Secret, Oysho y demás parques temáticos del mundo íntimo de la mujer son realmente para hombres. Tengo un amigo que se hizo pasar por gay para entrar a trabajar en Oysho. No coló, claro está.

3. ¿Cuándo se va a dar cuenta algún productor del talento que hay en las manos de este redactor y lo convertirá en guionista del próximo taquillazo?

4. No creo que Victoria se tirara a Sergio. Eso suena mucho a venganza despechada... o a lo que iba a hacer tras el portazo.

Un abrazo!

Anónimo dijo...

Yo te banco pero el pibe este no le podia decir "pero escucha subnormal...que son para vos, no ves que tienen la etiqueta todavia?" je...
Muchos besos gr.

El Jardín dijo...

Qué grande eres Máximo, padre de un hijo que no verá cuatro paredes y veinte metros cuadrados, novio de una mujer ligera de cascos; alcanzarás tu venganza en estas bragas o en las siguientes.
Grande(que adjetivo tan sextiano)

Anónimo dijo...

Joer, si es que se veía venir... La lencería fina no puede traer nada bueno. Si hubiese comprado unas bragas de algodón, color carne y grandotas (tipo faja de abuela), Victoria seguro que no hubiera sospechado. Además, son las más cómodas. Claro, que te hubiera jodido la historia... Jejeje.

Ay que ver cuánto sacas de algo tan pequeño. Enhorabuena, eres tremendamente bueeeno con las narraciones. ¡¡Qué envidia!!

Un beso
Esther V.

Juanjo Montoliu dijo...

Que ella le ponía los cuernos lo imaginaba, pero me ha encantado el realismo de la reacción de ella. Muy buena la conversación.
Y como siempre me he reído.
Eres un crack.

colmar dijo...

Todas las cosas llegan, le hacen a una daño y se van. (Pero, joder, hasta que se van....)


Un abrazo.

Anónimo dijo...

ERES TAN GRANDE ALFONSO COMO MIS BRAGAS DE ABUELA!
Elena SM

Anónimo dijo...

Fantastica historia, aunque mas real de lo que imaginamos, de todo se aprende, enseñame mas. Despelotate y ponnos cachondos, sacatelo todo de dentro.
besos tronn

Serendipya dijo...

Maximus, me has enganchado...

Me gusta tu blog... permíteme enlazarte para compartirte...

Besos