17 diciembre 2008

Eco en la eternidad


Algunos creen en lo que no se puede ver. Otros, acostumbrados a ver cosas que cuesta creer, recubrimos nuestra fe con barnices de ficción que nos ayudan a creer en los hombres que vemos. Entre los hombres de mentira, uno de mis predilectos asegura que lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad. Pero yo, que soy real, digo que lo que no hacemos, en cambio, retumbará por siempre en las montañas del presente. Tú suenas en todas. Cada paso, cada voz, componen en el aire el adagio de lo no-hecho, y tú estás en cada nota.

Te veo y creo en ti, bella, espléndida, extraordinariamente buena en un mundo parco y vil. Por eso dudo, y no de ti. Dudo de mi fe, que idealiza con barniz figuras a las que adorar. Dime si eres real, porque yo sí lo soy. Y aunque te reserve para siempre el altar de las cosas sin hacer, aunque renuncie a escuchar en la otra vida la partitura del intento, deseo saber al menos si creo en lo que veo o si en cambio sigo creyendo en lo que no se puede ver.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡QUÉ BONITOO!!!!!!

Un besito,
ANA

La oveja magenta dijo...

Amén