06 diciembre 2008

Adiós al Presidente (I)


Demasiado perfecto para ser cierto. Tan cierto que costaba creer que lo hubiéramos soñado tanto. Sin John ni Bobby Kennedy, sin King ni Malcolm X, sólo nos quedaba él. Marcus O. Jackson, el primer Presidente de EE.UU. que unió al mundo entero bajo el convencimiento de que aún era posible limpiar tanta mierda junta.

Su victoria electoral fue el relato del niño que quería ser astronauta y a los pocos meses caminaba sobre la Luna. El reflejo de que aún somos mayoría los que queremos cambiar esto. La herramienta que llevábamos años buscando en el cajón para reparar ese aparato que ya dábamos por perdido. Marcus O. Jackson, aferrado a la honestidad y el compromiso, nos prometió que podría conseguirlo.

Pero el sueño duró poco. La realidad nos volvió a despertar a todos en aquella tarde de junio en la Universidad de Stanford. Jackson iba a presidir el acto de graduación de cientos de estudiantes. El servicio secreto inundaba el campus: armas, coches, perros y casi tantos agentes como alumnos. Tras una breve reunión con varios miembros de su gabinete, Jackson salió a pronunciar su discurso. Fue en el jardín de la Facultad de Medicina, preparado para acoger un momento histórico en la carrera del progreso, pero no para una ráfaga de atraso y decepción. El presidente subió al atril. Y comenzó aquel texto inacabado como comienzan los grandes discursos: “Mis queridos compatriotas”.

(continuará...)

3 comentarios:

Belén dijo...

Uyyy que bien, empiezas con tus historias!!!!!

MIl besos

perla dijo...

No sé por qué me da que desgraciadamente esa historia manchada de sangre ilusionada terminará por tornarse realidad ... y no soy la única que lo cree.

María Martín Calvo dijo...

Haces bien en recordar la figura de JFK y todo lo que conlleva su muerte...

Besos Nazaríes
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