Queridos conciudadanos políticos:
Esta noche no me dirijo a vosotros como un miembro más del escéptico y hastiado electorado local y autonómico. En esta jornada reservada para la reflexión y el descanso me erijo como representante de mí mismo con la firme determinación de adelantaros que mañana, en la cita que nos reunirá a muchos junto a las urnas, experimentaréis en vuestras carnes el doloroso latigazo del fracaso democrático.
En una nueva exhibición de lo que os gusta llamar Democracia, millones de españoles como yo acudiremos a votar, resignados a la idea de que, como dijo el gordo ese, este es el menos malo de todos los sistemas. Pero dentro de la mediocridad a la que puede aspirar este régimen parlamentario en el que vosotros decidís y nosotros aceptamos, no debemos olvidar que la responsabilidad de haber convertido una expresión de libertad en un festival de confetti recortado en forma de papeletas recae fundamentalmente sobre vosotros.
Estimados candidatos, vuestro poder reside en el pueblo, pero este pueblo no sabe qué hacer con él. Y eso es lo que más os gusta. Manejáis –o intentáis manejar, a la vista de la campaña que habéis llevado a cabo– el continente ignorando el contenido. Habéis convertido las ideas en clones pintados de distinto color. Escupís con vuestros discursos sobre la inteligencia de quienes os escuchan. Y, lo peor de todo, os creéis que lo hacéis bien. Pero hay algo que habéis olvidado: mañana obtendréis votos, pero los comicios de la Historia no dependen de vuestra habilidad –mal llamada– política. Sólo los dignos serán recordados. Lo de mañana no es más que una meta volante en vuestra carrera de vanidad.
Adaptando a uno de aquellos grandes, quiero enviaros un mensaje: no os preguntéis qué podéis hacer para obtener mi voto, sino qué puede hacer mi voto para que todo esto sirva para algo.
Absurdamente vuestro,
En una nueva exhibición de lo que os gusta llamar Democracia, millones de españoles como yo acudiremos a votar, resignados a la idea de que, como dijo el gordo ese, este es el menos malo de todos los sistemas. Pero dentro de la mediocridad a la que puede aspirar este régimen parlamentario en el que vosotros decidís y nosotros aceptamos, no debemos olvidar que la responsabilidad de haber convertido una expresión de libertad en un festival de confetti recortado en forma de papeletas recae fundamentalmente sobre vosotros.
Absurdamente vuestro,
1 comentario:
Me encanta leer cosas que he pensado pero bien dichas. Entre senza fine y gilda y tú escribís la mayoría de cosas que pasan por mi cabeza... ¿para qué voy a escribir yo un blog?
tx
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