La decepción de Juancho fue inmediata. Y no por los cuatro euros que le costó la revista. Los pagó con gusto, confiando en que en poco tiempo serían otros los que pagarían por sostener su imagen entre las manos. La depceción le sobrevino cuando descubrió que en aquella portada no había un rostro. Faltaba ese primer plano brillante y favorecedor con un corto titular junto a él que sugiriera con apenas dos o tres palabras el motivo por el cual el personaje en cuestión merecía esa parcela impresa tan codiciada. No había foto. Había un estúpido dibujo. Una especie de garabato absurdo que bien podría pretender imitar un cuadro de Kandinsky en sus horas bajas. Colores al tun-tún y una grotesca pregunta al lado, a modo de titular: "¿Qué son los sueños?". Juancho no iba a leerse aquella bazofia. Había comprado la revista Time, no una de esas chorradas pseudocientíficas con las que amenizar la espera en el dentista.
(continuará...)
(continuará...)
No hay comentarios:
Publicar un comentario