12 julio 2006

Piratas de buen ver (II): Anne Bonny

Anne Bonny nació en una familia bien. Hija de un rico terrateniente irlandés, a la chica le perdían los aventureros. Se casó con un capitán de dudosa fiabilidad, James Bonny, más amigo de ladrones que de comerciantes y más interesado en heredar las propiedades de su suegro que en ofrecer una vida tranquila a su esposa. Acabó a las malas con el padre de Anne, y la niña, que nunca fue una hija ejemplar, se despidió de su mansión prendiendo fuego a algunas de las plantaciones de su padre y huyendo con Bonny a la isla de Nassau.

Pronto sus modales la hicieron famosa entre los vecinos. Para hacernos una idea de la personalidad de Anne, baste saber que arrancó la nariz de un mordisco a otra mujer o que atravesó a una criada con un cuchillo de cocina. Pero además de grosera y violenta, Anne Bonny era muy hermosa. Recibía constantemente la visita de los hombres de la isla y, según parece, ella no perdía el tiempo. Su marido pasaba largas temporadas en su barco fuera de casa. Y como a Anne no le gustaba aburrirse, competía con su amigo Pierre, un pirata homosexual (como tantos otros piratas de la época), para ver quién lograba más conquistas.

La joven Anne era amada por muchos y envidiada por casi todas. Sola en casa y hambrienta de aventuras, Anne Bonney se fugó con un rico y apuesto comerciante. Eran dos guapos de moda, pero su relación terminó tras un incidente en una fiesta: el gobernador de Port Royal, el corazón del Caribe, ofrecía un banquete en su mansión a las personalidades más distinguidas, la hermana de su amante hizo un comentario que ponía en tela de juicio la decencia de Anne y ella agarró un tablón, se acercó a su cuñada ilegítima y le partió los dientes delante de todo el mundo... Pirata, no puta.

Después de aquello Anne se marchó con un pirata de verdad. Y no uno cualquiera, sino uno de los mejores: John Rackham, alias Calico Jack, a quien se atribuye la autoría de la bandera con dos tibias cruzadas bajo una calavera. Un clásico. Anne comenzaba a estar en su salsa. Entre la tripulación de Rackham, muchos se negaban a aceptar a una mujer. Se decía que las chicas a bordo traían mala suerte, aunque en realidad lo que provocaban era una ingobernable desconcentración entre hombres que pasaban semanas en alta mar sin pisar tierra... Así que Anne se disfrazó de hombre y así, junto a su amor, pasó largas temporadas asaltando barcos y robando botines. Cuentan que, en cuanto tenía oportunidad, enseñaba los pechos a sus víctimas moribundas para divertirse viendo su cara: les acababa de derrotar una mujer.

La relación entre Anne y Jack se tensó después de abordar un barco enemigo. Entre los prisioneros, un joven amanerado llamó la atención de ella. A Jack no le hacía mucha gracia, pero le permitió que se uniera a la tripulación. Pasaban los días y la relación entre Anne (no olvidemos que aparentaba ser un hombre) y el nuevo marinero se iba haciendo más estrecha. Los celos llevaron a Jack a exigir explicaciones y se descubrió el pastel: el nuevo no era nuevo, sino nueva. Comenzó así el triángulo amoroso más promiscuo del Caribe. Un todos contra todos entre velas, mástiles y cañones... A la bellísima Anne Bonny y al carismático John Rackham se acababa de unir la legendaria Mary Read. (continuará...)


3 comentarios:

Anónimo dijo...

como te gustan las mujeres guerreras
lelille

Anónimo dijo...

Anne da morbo!!!
y me ha encantado el comentario de la bandera con dos tibias y calavera: "¡un clásico!".
jajajaja
dice lele que te gustan guerreras; sí, es verdad, quieres estar con la Jolie, eh? pero las princesitas tambien te ponen la machuca pérez. te acuerdas? la machuca pérez jajaja
Nico

Jero Moreno dijo...

Gracias por tu comentario sobre el reportaje... La verdad es que veo que tú también te lo curras... Buen equipo de piratas, muy bueno, sí señor...

saludos!