Afortunadamente nunca sustenté todas mis emociones en el fútbol. El resultado de un partido no ha determinado ni mi cara ni mi ánimo del día siguiente. Pero siempre he querido disfrutar de los buenos partidos, participar de la intensidad de una buena competición. Apenas veo algunos encuentros del Mundial, la Liga de Campeones y esa especie de granja-escuela del fútbol olímpico. No soy de los que presumen de no tener ni idea de fútbol ni lanzaré piedras contra quienes viven apasionadamente cada jornada de liga. Porque las glorias deportivas son quizá la expresión más democrática de la cultura. Es para todos y a todos llega, y eso, a mi modo de ver, es esencialmente bello, aunque no se exhiba en museos.
La argumentación del "pan y circo" se difumina cuando reconocemos que ambos elementos, tanto el pan como el circo, nos gustan. Sobre todo si los juntamos los dos, y sobre todo si son gratis. Hay muchas clases de pan y muchos tipos de circo, cada cual come de alguno, y al que no le gusta el pan come galletas. Y cuando dicen que el fútbol es el opio del pueblo yo me pregunto si no se han dado cuenta de que hoy, más que nunca, el opio del pueblo es precisamente el opio... Qué te voy a contar. Algunos arremeten contra el fútbol porque es "de masas", pero en cuestión de alcohol y canutos se deben de imaginar en lo más alternativo de la exclusividad.

1 comentario:
Dos comentarios, Miguel:
1. Te amo.
2. El partido de Zidane, su penalti a lo panenka, su casi lesión de hombro, su vuelta al ruedo lesionado a lo Oliver Atton, su casi gol que le daba el mundial a Francia y, también, su extraordinario cabezazo a aquel enemigo que le llamó terrorista por su lugar de nacimiento, es el partido más grande de un jugador que jamás ví. Zizou es eterno. Jamás ví ni veré mayor arte en movimiento que los movimientos de este tipo en el Bernabéu.
Que Dios nos bendiga a todos.
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