26 julio 2008

El último tango de don Invierno

En la esquina entre la calle Florida y la avenida Corrientes, el viejo Marcelo componía tangos a cambio de un peso. Todos los días al atardecer, hombres y mujeres con los corazones rotos le contaban sus historias para que les dedicara alguna estrofa triste que sirviera para atenuar su dolor.

Don Marcelo escuchaba cada una de esas historias y escribía al instante unos versos que lograban arrancar a sus clientes una lágrima, una sonrisa y su peso correspondiente. Jovencitos enamorados de sus profesoras, profesoras engañadas por sus maridos, maridos enamorados de jovencitas que a su vez amaban a sus profesores… El viejo Marcelo conocía perfectamente el otro Buenos Aires, el que se escondía tras las apariencias y se descubría en público en canciones entonadas cada atardecer en la esquina entre Florida y Corrientes.

Una lágrima, una sonrisa y un peso. Ese era el trato. Cuando no había lágrima o faltaba la sonrisa, don Marcelo escribía otro tango hasta conseguir el cobro. En cuanto al peso, nadie se lo negó jamás. Y aunque muchos le ofrecían tres, cinco o diez pesos, él nunca aceptaba mayor cantidad que la estipulada.

Pasó la primavera, llegó el verano, terminó el otoño y los secretos de aquel Buenos Aires desconocido se podían dibujar perfectamente bajo la luz musical de las letras de don Marcelo. Los desengaños y el desamor se sanaban cada tarde en aquella esquina a la que, un día de invierno, el viejo Marcelo ya no acudió. Tras escribir millones de estrofas que hicieron llorar y sonreír por igual, aquel compositor pobre de lágrimas y sonrisas falleció sin saber que era multimillonario.


6 comentarios:

Belén dijo...

Millonario de dinero y de historias, yo que soy medio juglar, preferiría que sea de historias, boba que es una...

Besicos

Ariadna dijo...

Hola ¿qué tal estás? cuánto tiempo!!! Por cierto me ha encantado la historia

un abrazo

Gouglina dijo...

como cambia la vision de una historia cuando es compuesta por un artista... esas historias que creaba Marcelo deberian haber costado mucho mas k un solo peso...

AccentLess dijo...

Ese ultimo multimillonario me ha descuadrado un poco...

Conocemos a Marcelo?, o es una de esas cosas que yo no suelo pillar?

Anónimo dijo...

Vaya, una historia muy triste pero muy bella... me ha encantado. Besos.

Jarvisey dijo...

Estoy de vuelta al mundo bloger.. cierro fotolog... espero verte por aki..

besos