02 noviembre 2006

A las dos serán las tres

No quiero que me busques, no me encontrarás. Si aún existo en tu memoria, por favor, formatéame. Es el capricho semestral de un reloj incomprensible. A las tres eran las dos, ¿recuerdas? Una hora más. Como tu decías, una "hora extra". Pero no. Es una hora menos. A las tres eran las dos. De nuevo. Una hora invalidada. Olvida lo que ocurrió durante esos sesenta minutos, porque tuvimos otros sesenta para enmendar la metedura de pata. Un viaje en el tiempo, sí, como en Regreso al futuro. Ni una hora más ni una hora menos, sólo una oportunidad de corregir. Corregido está. Es la sentencia del reloj. Aquella hora perdida en el tiempo volverá, no te preocupes, cuando a las dos sean las tres.

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