"La enfermedad española" se la diagnosticaron los nativos americanos a los exploradores y conquistadores procedentes de Castilla allá por el siglo XVI: no comprendían por qué el oro y la plata provocaban en ellos tal obsesión, capaz incluso de llevarlos a cometer atrocidades. Pensaron que el origen estaba en alguna patología desconocida en esas tierras, como sucedía con la gripe.
Estos días he conocido la enfermedad francesa. La imagen de gente formal de la que gozan nuestros vecinos del norte desaparece por completo ante una semifinal de la Copa del Mundo. Suelo comprar algo de comer en "La Crémerie", una tienda próxima a mi residencia. Su dueño es un señor muy educado. El miércoles entré para comprar unas galletas antes del partido, y cuando le di las buenas tardes, el tipo levantó los brazos, desencajó su rostro y gritó a mil decibelios "ALLEZ LES BLEUS!!!". Mi cara debía de ser un cuadro. Viendo que no reaccionaba, el tendero repitió el grito, por si no me había quedado suficientemente claro que él apostaba por la victoria de Francia. "Les Bleus" es el sobrenombre de la selección francesa. Y yo aprendí la consigna que utilizan para animar a su equipo a costa de mis tímpanos.
No pude ver el comienzo del partido, tenía que ir a trabajar. El metro de Lyon estaba casi vacío. Después cogi un taxi y me extrañó que su conductor no estuviera escuchando la retransmisión de la semifinal. No pregunté. Al rato el tipo miró a ambos lados, se agachó un poco hacia el asiento del copiloto... ¡¡¡y encendió un televisor!!! Monsieur Imprudence conducía mientras veía el fútbol. Entendí que "la enfermedad francesa" era parecida a la española del siglo XVI: realmente no existía tal mal, sino que hay pueblos que no comparten la visión de determinadas cosas.
Enseguida descubrí que los taxistas franceses están capacitados de sobra para ver la tele, conducir al mismo tiempo y hacer muchas más cosas a la vez: el hombre confesó que no sabía llegar a mi trabajo y plantó un callejero encima del volante. Cuando el partido no ofrecía una jugada interesante y la carretera tampoco invitaba a mirarla demasiado, mi taxista favorito echaba un vistazo al plano. Hoy puedo decir que estoy vivo. Allez les Bleus!!!
Estos días he conocido la enfermedad francesa. La imagen de gente formal de la que gozan nuestros vecinos del norte desaparece por completo ante una semifinal de la Copa del Mundo. Suelo comprar algo de comer en "La Crémerie", una tienda próxima a mi residencia. Su dueño es un señor muy educado. El miércoles entré para comprar unas galletas antes del partido, y cuando le di las buenas tardes, el tipo levantó los brazos, desencajó su rostro y gritó a mil decibelios "ALLEZ LES BLEUS!!!". Mi cara debía de ser un cuadro. Viendo que no reaccionaba, el tendero repitió el grito, por si no me había quedado suficientemente claro que él apostaba por la victoria de Francia. "Les Bleus" es el sobrenombre de la selección francesa. Y yo aprendí la consigna que utilizan para animar a su equipo a costa de mis tímpanos.
No pude ver el comienzo del partido, tenía que ir a trabajar. El metro de Lyon estaba casi vacío. Después cogi un taxi y me extrañó que su conductor no estuviera escuchando la retransmisión de la semifinal. No pregunté. Al rato el tipo miró a ambos lados, se agachó un poco hacia el asiento del copiloto... ¡¡¡y encendió un televisor!!! Monsieur Imprudence conducía mientras veía el fútbol. Entendí que "la enfermedad francesa" era parecida a la española del siglo XVI: realmente no existía tal mal, sino que hay pueblos que no comparten la visión de determinadas cosas.
Enseguida descubrí que los taxistas franceses están capacitados de sobra para ver la tele, conducir al mismo tiempo y hacer muchas más cosas a la vez: el hombre confesó que no sabía llegar a mi trabajo y plantó un callejero encima del volante. Cuando el partido no ofrecía una jugada interesante y la carretera tampoco invitaba a mirarla demasiado, mi taxista favorito echaba un vistazo al plano. Hoy puedo decir que estoy vivo. Allez les Bleus!!!
2 comentarios:
Allez, Allez! Pero qué grande eres, Miguel. Y tu galletero y tu taxista, ídem. Todo esto viene generado por una "graciosa" portada del MARCA la mañana del Francia-España que decía así (en caracteres gigantes): "VAMOS A JUBILAR A ZIDANE"... y ya sabemos a quién le dedicó la victoria Zizou cuando acabó el partido.
hi guapo!
q no se te pegue la enfermedad porfa please
bss
lelille
Publicar un comentario