30 mayo 2007

De planta en planta y firmo porque me toca



Puede parecer simplemente un magnífico anuncio. Pero a mí hasta me ha hecho pensar.

Visto en En busca del mar.

29 mayo 2007

El saxofonista en el tejado


Ni siquiera cuando lo hice sabía muy bien qué quería decir con esto. Pero hace justo cuatro años que perdí un par de horas con el dibujo y tengo la impresión de que ahora me parezco a ese muñeco al que no le di sentido alguno. A veces creo que en este tiempo me han pasado un montón de cosas, y otras veces siento que sólo me ha pasado una. Sea como sea, y como cantaba Radio Futura, cierro los ojos y bailo al borde del tejado.

28 mayo 2007

Laberinto

Despertó con la boca seca y la camiseta empapada. Uno más de los muchos contrastes que encontró de repente en su dormitorio. Una nueva decoración pero un sentimiento de hartazgo. Las estanterías llenas de libros pero la sensación de no tener nada interesante que leer. Ella, dormida a su lado, hermosa, vulnerable. Pero también la certeza de que aquella historia le estaba destrozando. En su apariencia angelical ya no veía inocencia, sólo dudas. Y la inevitable sospecha de que todo ese dolor fuera intencionado. Se levantó de la cama y fue a la cocina. Bebió un poco de agua, metió la camiseta en la lavadora, se dio una ducha y encendió el ordenador. Tecleó unas direcciones. Imprimió un papel: la reserva de un billete con destino a Lyón. Preparó una bolsa de viaje con algo de ropa y un libro prestado. Al cerrar la cremallera ella se despertó. “¿Dónde vas?”, le preguntó aún semidormida. “Salgo del laberinto”, contestó. Y ella volvió a dormir.


26 mayo 2007

Tiempos duros para el romanticismo

Tiempos duros para la creatividad, según el jurado del festival de publicidad de San Sebastián. Dicen que el nivel en general ha sido bastante flojo, pero no en la categoría de televisión. Ahí la publicidad argentina ha vuelto a destacar y el Sol de Oro se lo ha llevado esta campaña:







Jornada de reflexión

Queridos conciudadanos políticos:

Esta noche no me dirijo a vosotros como un miembro más del escéptico y hastiado electorado local y autonómico. En esta jornada reservada para la reflexión y el descanso me erijo como representante de mí mismo con la firme determinación de adelantaros que mañana, en la cita que nos reunirá a muchos junto a las urnas, experimentaréis en vuestras carnes el doloroso latigazo del fracaso democrático.

En una nueva exhibición de lo que os gusta llamar Democracia, millones de españoles como yo acudiremos a votar, resignados a la idea de que, como dijo el gordo ese, este es el menos malo de todos los sistemas. Pero dentro de la mediocridad a la que puede aspirar este régimen parlamentario en el que vosotros decidís y nosotros aceptamos, no debemos olvidar que la responsabilidad de haber convertido una expresión de libertad en un festival de confetti recortado en forma de papeletas recae fundamentalmente sobre vosotros.

Estimados candidatos, vuestro poder reside en el pueblo, pero este pueblo no sabe qué hacer con él. Y eso es lo que más os gusta. Manejáis –o intentáis manejar, a la vista de la campaña que habéis llevado a cabo– el continente ignorando el contenido. Habéis convertido las ideas en clones pintados de distinto color. Escupís con vuestros discursos sobre la inteligencia de quienes os escuchan. Y, lo peor de todo, os creéis que lo hacéis bien. Pero hay algo que habéis olvidado: mañana obtendréis votos, pero los comicios de la Historia no dependen de vuestra habilidad –mal llamada– política. Sólo los dignos serán recordados. Lo de mañana no es más que una meta volante en vuestra carrera de vanidad.

Adaptando a uno de aquellos grandes, quiero enviaros un mensaje: no os preguntéis qué podéis hacer para obtener mi voto, sino qué puede hacer mi voto para que todo esto sirva para algo.

Absurdamente vuestro,


14 mayo 2007

Sólo se transforma

Ahora mismo no recuerdo quién fue el cachondo que se sacó de la manga aquello de que "no se crea ni se destruye, sólo se transforma". Pero sin duda era un listo. Sus aplicaciones más habituales son la energía y la materia, pero si te fijas bien sirve para un montón de cosas. ¿Que no tienes ni puta idea de definir algo? Pues di que ni se crea ni se destruye y que sólo se transforma y, además de quedar como un Nobel, probablemente acertarás.

Esta tarde he descubierto que se puede aplicar a la felicidad. Desde Aristóteles hasta mi vecina de abajo se han preguntado alguna vez en qué consiste la felicidad. Y yo, queridos amigos, he descubierto que no se crea ni se destruye... en efecto, sólo se transforma. Porque lo que crees que hoy te haría feliz, cuando lo tengas te aburrirá. Y querrás otra cosa. Ya sé que esto no es nuevo, pero está tan presente como la materia o la energía, que llevan toda la puta vida transformándose. El que no tiene trabajo quiere un contrato fijo, y yo, que tengo uno por cinco años, lo que quiero es que no me den los 31 con esta misma cara de sueño. La que tiene novio se cansa, y el que no la tiene la quiere. El que tiene exámenes se agobia, y yo pagaría por volver a la universidad. El que se ha ido a vivir solo echa de menos su vida de pensión, y yo busco ahora un ático en el que aprender a planchar y cocinar. Quizá resulte que la felicidad se crea y se destruye a toda velocidad. Lo que sí estoy seguro de que se transforma es la próxima maravilla del maestro Michael Bay. Ese sí que sabe hacernos felices.

05 mayo 2007

Born to be wild



Si es que cada día se parece más a Dennis Hopper...

03 mayo 2007

SMS

Estás hasta arriba de trabajo, atrapado por las prisas y sin capacidad de atender a nada que no sea terminar lo que tienes entre manos. Suena el teléfono, es un mensaje. No tienes tiempo para mirarlo. Quizás sí. Mejor no. Sigues trabajando, se te echa el tiempo encima. Decides mirar el móvil: tal vez sea alguna alerta con últimas noticias. A lo mejor es un amigo con algún plan interesante o sólo un mensaje de tu operador con una estúpida oferta para enviar dos mil mensajes al precio de mil. Pero no. En ciento cincuenta caracteres tu pasado interrumpe tu frenética jornada laboral y te hace una inesperada visita en el momento menos oportuno. El momento en el que te ves desde fuera agobiado por cosas supuestamente importantes, que en realidad no tienen nada que ver con una tarde en la playa, una noche de música o un amanecer entre sábanas mal repartidas. Ese mensaje te despierta del letargo: te estás perdiendo. “No t imaginas cuanto he llorado x ti. Yo seguire aki mientras tu sigas n mi corazon”. Cada minuto ante el ordenador es un metro bajo tierra. Pero no hay tiempo de sentir. Vuelves al presente, levantas la cabeza y por error tocas el botón equivocado. Has borrado el mensaje. Travesuras del destino. No hay tiempo para lamentarse, estás hasta arriba de trabajo.