22 julio 2006

El baile del emperador

Reproducción y cría del pingüino emperador, según Wikipedia: "El viaje comienza en marzo o abril con las extremas temperaturas de 40º bajo cero. Una vez en el lugar de cría, buscan pareja realizando exhibiciones, levantando las alas o inclinándose". Este año se lo van a currar un poco más...



Se trata de copular, compañeros. No basta un seco graznido de ave grasienta para atraer a las hembras...



Un polluelo ha nacido sin capacidad para cantar... no tendrá un celo fácil. En noviembre, todos a ver Happy Feet!

17 julio 2006

Descubre mi yo lésbico

"El spot protagonizado por Paz Vega es el segundo de la campaña publicitaria para Magnum de la temporada. Este nuevo anuncio enlaza con el primero, inspirado en un concepto de mujer orgullosa de sí misma y capaz de transmitir variedad de sensaciones: sensualidad, misterio, posesión, desenfreno... ¿Esos son los valores que dignifican a la mujer? ¿Así ayuda Magnum a promover el respeto a los derechos de la mujer en todos los ámbitos de la vida social?" (Hazteoir.org)

Por favor, no puede ser verdad, que me va a dar una risa malísima... Si quieres escribir a Frigo y protestar contra
"la nueva campaña de Magnum, en la que se presenta a la actriz Paz Vega en actitudes homosexuales" y transmitir tu "malestar por ofrecer una imagen
equívoca de la mujer, como si fuera normal desear a personas de tu mismo sexo, imágenes que al tiempo confunden a niños y a jóvenes sobre la auténtica naturaleza de la sexualidad humana", pincha en este enlace y hazte oír.

Si por el contrario tienes mejores cosas que hacerte, siempre puedes no suscribir la carta a Unilever España, Unilever Holanda, Tinkle Consultans y Paz Vega (y yo que creía que era una sencilla actriz y resulta que es una descarada activista pro-homosexuales, que fomenta valores deleznables como estar orgullosa de sí misma o transmitir variedad de sensaciones...). También puedes relajarte un poco ante la vida para que no te dé un síncope, tomarte un heladito y echar un vistazo al anuncio de la condenada lesbiana esta... Para mí que también hay un insultante mensaje en defensa de la clonación humana...


16 julio 2006

Piratas de buen ver (III): Mary Read

Lo de vestirse de chico a Mary le venía de pequeña. Su madre la disfrazó de varón para ocultar la muerte de su recién nacido y evitar así perder la herencia de su esposo. Mary no era hija suya. Nació de un desliz entre su rico marido y una aventurera que desapareció en barco... Parece que lo único que finalmente heredó Mary fueron los genes de su verdadera y desconocida madre.


Travestida desde niña, Mary cambió su nombre por Mark. Un jovencísimo Mark Read se alistó en la marina británica y allí se enamoró de un compañero, al que confesó su sexo. Pero ella tampoco había nacido para ejercer de esposa sumisa, y pronto terminó surcando las aguas del Caribe en busca de oro fácil, sin deshacerse, claro está, de la indumentaria masculina. Por lo visto, Mary también era aficionada a abrirse la camisa ante sus enemigos moribundos.

Capturada por Calico Jack, Mark Read se unió a la tripulación del Revenge y allí conoció a Anne Bonny. A partir de aquí la historia ofrece versiones muy distintas. Dicen que ambas -vestidas de hombre- supieron inmediatamente que la otra era mujer pero guardaron el secreto. Dicen también que Jack Rackham amenazaba constantemente a Mark con cortarle el cuello por la amistad cada vez más íntima que mantenía con su amada Anne. Y cuentan que lo que realmente había entre Anne y Mary era un profundo amor entre dos hermosas piratas que saqueaban barcos de día y se besaban a escondidas de noche. Lo que parece más evidente es que Jack, Anne y Mary se lo montaban bien y juntos entre abordaje y abordaje... El resto de la tripulación se conformaba con beber grog.

Sea como fuere, el final de este temido trío reserva a las dos mujeres piratas un lugar de honor en el selecto club del consenso de los historiadores. El Revenge fue abordado por un navío británico después de que los piratas robaran un enorme cargamento de ron. Según el relato de la batalla, toda la tripulación estaba borracha y en la cubierta del barco sólo quedaban "dos mujeres luchando como diabos". Los piratas fueran apresados y la corona británica puso así fin a las correrías de Calico Jack.

Por entonces Anne contaba sólo 20 años. Mary superaba ya los 30. Pero su leyenda no había terminado. En el juicio a la tripulación del Revenge en la isla de Jamaica todos los marineros fueron condenados a muerte. Anne y Mary alegaron estar embarazadas de Rackham y se libraron de la ejecución. Si era cierto o no difícilmente lo sabremos, pero parece probado que un médico acudió al juicio y certificó el estado de las dos piratas. Quizá fuera verdad. O quizá aquel médico no quiso ser el verdugo de dos figuras insólitas que habían acaparado la atención de media América y habían logrado algo impensable por entonces: ser uno de los principales temores de todos los marinos de la época a pesar de ser mujeres. Podría ser también que el indulto de ambas lo pagara alguno de sus padres, ambos millonarios aunque abandonados por sus bellas hijas adolescentes. O quizá la verdadera razón por la que las dos piratas fueron puestas en libertad fue una nota manuscrita descubierta en la mansión del gobernador de la isla: "Liberad a Anne Bonny inmediatamente o sentiréis el trueno de mis cañones una y otra vez desde Port Royal hasta Kingston". La nota iba firmada por el capitán Bartholomew Roberts, el pirata más temido de la época... No se conoce qué relación pudo haber entre ambos.

Salvadas por su belleza, salvadas por su astucia o salvadas por la suerte. Quizá las dos piratas más famosas de aquel tiempo combinaron las tres cosas para salir airosas de todas las tormentas a las que se enfrentaron. En la historia no siempre se recuerda el papel de estas mujeres, que no fueron las únicas: Grace O'Malley, Charlotte de Berry, Fanny Campbell, Ann Mills... Tan sanguinarias como los hombres. Más crueles que muchos de ellos. Pero algunas de ellas mucho más temidas que sus compañeros.

12 julio 2006

Piratas de buen ver (II): Anne Bonny

Anne Bonny nació en una familia bien. Hija de un rico terrateniente irlandés, a la chica le perdían los aventureros. Se casó con un capitán de dudosa fiabilidad, James Bonny, más amigo de ladrones que de comerciantes y más interesado en heredar las propiedades de su suegro que en ofrecer una vida tranquila a su esposa. Acabó a las malas con el padre de Anne, y la niña, que nunca fue una hija ejemplar, se despidió de su mansión prendiendo fuego a algunas de las plantaciones de su padre y huyendo con Bonny a la isla de Nassau.

Pronto sus modales la hicieron famosa entre los vecinos. Para hacernos una idea de la personalidad de Anne, baste saber que arrancó la nariz de un mordisco a otra mujer o que atravesó a una criada con un cuchillo de cocina. Pero además de grosera y violenta, Anne Bonny era muy hermosa. Recibía constantemente la visita de los hombres de la isla y, según parece, ella no perdía el tiempo. Su marido pasaba largas temporadas en su barco fuera de casa. Y como a Anne no le gustaba aburrirse, competía con su amigo Pierre, un pirata homosexual (como tantos otros piratas de la época), para ver quién lograba más conquistas.

La joven Anne era amada por muchos y envidiada por casi todas. Sola en casa y hambrienta de aventuras, Anne Bonney se fugó con un rico y apuesto comerciante. Eran dos guapos de moda, pero su relación terminó tras un incidente en una fiesta: el gobernador de Port Royal, el corazón del Caribe, ofrecía un banquete en su mansión a las personalidades más distinguidas, la hermana de su amante hizo un comentario que ponía en tela de juicio la decencia de Anne y ella agarró un tablón, se acercó a su cuñada ilegítima y le partió los dientes delante de todo el mundo... Pirata, no puta.

Después de aquello Anne se marchó con un pirata de verdad. Y no uno cualquiera, sino uno de los mejores: John Rackham, alias Calico Jack, a quien se atribuye la autoría de la bandera con dos tibias cruzadas bajo una calavera. Un clásico. Anne comenzaba a estar en su salsa. Entre la tripulación de Rackham, muchos se negaban a aceptar a una mujer. Se decía que las chicas a bordo traían mala suerte, aunque en realidad lo que provocaban era una ingobernable desconcentración entre hombres que pasaban semanas en alta mar sin pisar tierra... Así que Anne se disfrazó de hombre y así, junto a su amor, pasó largas temporadas asaltando barcos y robando botines. Cuentan que, en cuanto tenía oportunidad, enseñaba los pechos a sus víctimas moribundas para divertirse viendo su cara: les acababa de derrotar una mujer.

La relación entre Anne y Jack se tensó después de abordar un barco enemigo. Entre los prisioneros, un joven amanerado llamó la atención de ella. A Jack no le hacía mucha gracia, pero le permitió que se uniera a la tripulación. Pasaban los días y la relación entre Anne (no olvidemos que aparentaba ser un hombre) y el nuevo marinero se iba haciendo más estrecha. Los celos llevaron a Jack a exigir explicaciones y se descubrió el pastel: el nuevo no era nuevo, sino nueva. Comenzó así el triángulo amoroso más promiscuo del Caribe. Un todos contra todos entre velas, mástiles y cañones... A la bellísima Anne Bonny y al carismático John Rackham se acababa de unir la legendaria Mary Read. (continuará...)


Piratas de buen ver (I)

Dentro de un mes, Disney volverá al abordaje de los cines de todo el mundo con su dulce revisión del mito de los piratas. La primera parte de Piratas del Caribe, entretenida y técnicamente impecable, era poco más o menos una aglutinación con variaciones de algunos de los elementos típicos de las historias de piratas:


- el guapo: famoso y respetado, casi siempre el comandante de la isla. Buen militar, buen comerciante y bien rodeado. Un cazapiratas con ropa cara.
- el pirata: un diablo sin escrúpulos, borracho, feo y muy temido en el Caribe. Pero con un corazón noble y un punto débil: el honor.
- la chica: rica pero rebelde, generalmente hija del gobernador de una isla. Valiente y con carácter, pero destinada a casarse con el guapo y ser la esposa ejemplar, hasta que decide hacer un corte de manga a la sociedad que la coacciona.

No es excactamente así en la película, pero se le parece. Y podríamos pensar que estas historias no son más que mitos, invenciones que no tienen lugar en la historia. Imposible imaginar a una Keira Knightley desafiando con un sable a la tripulación de un barco lleno de sucios y andrajosos piratas tullidos. Pero lo cierto es que en el transcurso de los siglos XVII y XVIII algunas jóvenes atractivas, cuya belleza fue testimoniada por quienes las conocieron, tuvieron en jaque a las rutas comerciales de los mercantes europeos. Si bien la historia del Caribe se ha escrito a base de rumores y leyendas extendidas de taberna en taberna a lo largo de Centroamérica, la existencia de estas atractivas piratas está documentada. Órdenes de busca y captura, actas de juicios... nadie duda de que algunos convoyes piratas fueron capitaneados por mujeres, y según parece, algunas enamoraban a marineros, políticos y bucaneros al mismo tiempo que cometían tropelías.

Próximamente, historias de hermosas piratas de buen ver y mal vivir.

10 julio 2006

deZepZion

Afortunadamente nunca sustenté todas mis emociones en el fútbol. El resultado de un partido no ha determinado ni mi cara ni mi ánimo del día siguiente. Pero siempre he querido disfrutar de los buenos partidos, participar de la intensidad de una buena competición. Apenas veo algunos encuentros del Mundial, la Liga de Campeones y esa especie de granja-escuela del fútbol olímpico. No soy de los que presumen de no tener ni idea de fútbol ni lanzaré piedras contra quienes viven apasionadamente cada jornada de liga. Porque las glorias deportivas son quizá la expresión más democrática de la cultura. Es para todos y a todos llega, y eso, a mi modo de ver, es esencialmente bello, aunque no se exhiba en museos.

La argumentación del "pan y circo" se difumina cuando reconocemos que ambos elementos, tanto el pan como el circo, nos gustan. Sobre todo si los juntamos los dos, y sobre todo si son gratis. Hay muchas clases de pan y muchos tipos de circo, cada cual come de alguno, y al que no le gusta el pan come galletas. Y cuando dicen que el fútbol es el opio del pueblo yo me pregunto si no se han dado cuenta de que hoy, más que nunca, el opio del pueblo es precisamente el opio... Qué te voy a contar. Algunos arremeten contra el fútbol porque es "de masas", pero en cuestión de alcohol y canutos se deben de imaginar en lo más alternativo de la exclusividad.

En fin, todo esto viene para justificar la carga emocional que había depositado en la final del Mundial y mi posterior decepción. El origen de todo es Zidane. Qué lástima. Lo expresaré mañana en mi fotolog, y a él me remitiré para no repetirme. Celebro la tibia victoria de Italia, después de todo era mi equipo favorito de pequeño (...carga emocional, qué importante es). Hasta dentro de cuatro años, se despide un sufrido espectador que desea lo mejor a la selección ganadora y a sus integrantes, coronados hoy como los mejores del mundo, la mayoría inmersos en el marrón de devolver la dignidad al fútbol italiano, cuyo olor a podrido llega hasta el patio de mi colegio de primaria, y allí todavía hay niños que sueñan con el fútbol... Menos mal que mis emociones no dependen de esto.

07 julio 2006

La enfermedad francesa

"La enfermedad española" se la diagnosticaron los nativos americanos a los exploradores y conquistadores procedentes de Castilla allá por el siglo XVI: no comprendían por qué el oro y la plata provocaban en ellos tal obsesión, capaz incluso de llevarlos a cometer atrocidades. Pensaron que el origen estaba en alguna patología desconocida en esas tierras, como sucedía con la gripe.

Estos días he conocido la enfermedad francesa. La imagen de gente formal de la que gozan nuestros vecinos del norte desaparece por completo ante una semifinal de la Copa del Mundo. Suelo comprar algo de comer en "La Crémerie", una tienda próxima a mi residencia. Su dueño es un señor muy educado. El miércoles entré para comprar unas galletas antes del partido, y cuando le di las buenas tardes, el tipo levantó los brazos, desencajó su rostro y gritó a mil decibelios "ALLEZ LES BLEUS!!!". Mi cara debía de ser un cuadro. Viendo que no reaccionaba, el tendero repitió el grito, por si no me había quedado suficientemente claro que él apostaba por la victoria de Francia. "Les Bleus" es el sobrenombre de la selección francesa. Y yo aprendí la consigna que utilizan para animar a su equipo a costa de mis tímpanos.

No pude ver el comienzo del partido, tenía que ir a trabajar. El metro de Lyon estaba casi vacío. Después cogi un taxi y me extrañó que su conductor no estuviera escuchando la retransmisión de la semifinal. No pregunté. Al rato el tipo miró a ambos lados, se agachó un poco hacia el asiento del copiloto... ¡¡¡y encendió un televisor!!! Monsieur Imprudence conducía mientras veía el fútbol. Entendí que "la enfermedad francesa" era parecida a la española del siglo XVI: realmente no existía tal mal, sino que hay pueblos que no comparten la visión de determinadas cosas.

Enseguida descubrí que los taxistas franceses están capacitados de sobra para ver la tele, conducir al mismo tiempo y hacer muchas más cosas a la vez: el hombre confesó que no sabía llegar a mi trabajo y plantó un callejero encima del volante. Cuando el partido no ofrecía una jugada interesante y la carretera tampoco invitaba a mirarla demasiado, mi taxista favorito echaba un vistazo al plano. Hoy puedo decir que estoy vivo. Allez les Bleus!!!